En el Perú, durante el año 2024, la inseguridad ciudadana viene alcanzando niveles alarmantes a nivel nacional, por lo cual es posible afirmar que venimos atravesando la época de mayor violencia delincuencial y criminal de toda nuestra historia, en perjuicio de las personas más débiles y pobres del país. La seguridad ciudadana se convierte en la preocupación más importante de la población peruana mientras los hechos de violencia criminal aumentan significativamente cada día, con delitos como asaltos, robos, secuestros, extorsiones generalizadas y homicidios, especialmente en las zonas urbanas. Esta situación ha generado un clima de miedo e incertidumbre entre los ciudadanos, quienes se encuentran bajo constante amenaza a su seguridad personal y familiar.
La ineficiencia en la gestión del gobierno continúa siendo un factor clave en el agravamiento de esta crisis. Las políticas públicas orientadas a combatir la delincuencia no han logrado resultados tangibles, y la falta de coordinación entre las diferentes entidades gubernamentales ha impedido la implementación de estrategias efectivas. Además, la corrupción y la falta de transparencia dentro de las instituciones estatales debilita aún más la capacidad del gobierno para enfrentar este desafío de manera contundente.
La policía, encargada de mantener el orden y proteger a la ciudadanía ha sido sobrepasada por una nueva forma de criminalidad, se ha mostrado incapaz de enfrentar los crecientes niveles de delincuencia. La falta de recursos, la escasa capacitación, la corrupción y la desmoralización dentro de las fuerzas de seguridad han contribuido a su ineficacia. Además, la percepción de impunidad y la infiltración del crimen organizado en algunos sectores policiales han erosionado la confianza de la población en esta institución; y las incontables “reformas policiales” fracasadas a lo largo de muchos gobiernos vienen generando en la percepción pública la conciencia de la impostergable necesidad de refundación de la policía en el Perú.
En este contexto, el país se encuentra en una encrucijada, donde la falta de liderazgo y la incapacidad para tomar medidas decisivas contra la delincuencia y el crimen amenazan con sumir al Perú en un ciclo de violencia y desconfianza social que, de no ser abordado con urgencia, podría tener consecuencias mucho más graves graves para el futuro del país.
Un comentario
Buenos días, he leído su analisis de la situación actual, ¿cuál sería el papel de las empresas de seguridad privada en la lucha contra la inseguridad ciudadana en el futuro más cercano?